Ropa de marca barata

Ejemplo de texto argumentativo

Un texto corto, sencilo y con todas las características de la argumentación

 

Argumentos a favor del salario mínimo obligatorio

 

2279-Crise

Los que dan razones contra el salario mínimo, basándose en argumentos meramente económicos, cometen el clásico error de ver el trabajo del obrero como otra comodidad económica más. De hecho, es más que un error: es una injusticia, por la cual los patronos son directamente responsables, y el gobierno, indirectamente responsable. Nadie tiene el derecho a abandonar su obligación de responsabilizarse por la implementación de la justicia social.

Habiendo establecido ya la necesidad del salario mínimo por motivos éticos, es de notar que también existen motivos económicos.

En Inglaterra, Morris (1995) declaró definitivamente que las cifras gubernamentales de varios países dan prueba de que un salario mínimo establecido por ley no causaría la pérdida de trabajos. “Existe un consenso creciente de que el pago a los pobres es tanto un escándalo moral como un desastre económico” (p. 22). Incluido en este informe se hallan las cifras del cuadro inferior.

En estos países que se manda un sueldo mínimo, aun cuando el aumento de empleos disminuyó o incluso se invirtió, la tasa de desempleo no aumentó de manera significativa. En algunos casos incluso disminuyó, contrariamente a la expectativa normal de quienes dicen que el precio de la mano de obra sube demasiado cuando el gobierno lo impone.

Freeman ve el salario mínimo como una “herramienta redistributiva,” es decir, como un vehículo para transferir la subida del costo del salario mínimo a alguien que no sea pobre, al cual se tiene en mente ayudar. El costo de un aumento en el salario mínimo se pasa ya sea a los consumidores (y se espera que no sea desproporcionadamente a los pobres mismos, sino equitativamente) o a las partes interesadas en el negocio o a los pobres directamente en forma de menos puestos de trabajo. Argumenta que “los efectos de la distribución y la eficiencia del salario mínimo dependen gravemente del sistema de asistencia social, en el cual está profundamente asentado” (p. 645). Por lo tanto, los incrementos en el salario mínimo pueden lograrse sin que ello signifique un desastre para los pobres, siempre y cuando se hagan en conjunción con otras medidas económicas que desarrollen la productividad y las habilidades de los mal pagados.

Desde un punto de vista meramente económico, el debate sobre el salario mínimo está muy lejos de ser resuelto. Complace decir, sin embargo, que más y más evidencia económica apoya la necesidad de aumentos moderados en el salario mínimo, si tan solo para mantenerse al tanto con la inflación. Desde el punto de vista filosófico o moral, sin embargo, no existe tal debate. Es muy claro que la justicia social exige que a los trabajadores se les pague un salario vital; y todos los miembros de la sociedad tienen una responsabilidad proporcionada de asegurarse que se implemente.